LA COMUNIDAD DE MADRID Y EL AYUNTAMIENTO VISITA EL PROGRAMA REDES EN PINARDI – LAS NAVES

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“Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse”. La frase del fundador de los Salesianos, preside una sala del centro de Pinardi – Las Naves, en Alcalá de Henares, uno de los tres centros en los que Pinardi desarrolla el programa REDES (Reparaciones Extrajudiciales y Desarrollos Educativos). En la pared también cuelgan fotos de actividades, excursiones, así como diversos trabajos realizados por los destinatarios del programa y consejos de cómo hacer un buen uso de las redes sociales. Hay una mesa alargada y en ella se distribuyen cartas, dados y un tablero con el que seis menores trabajan sus habilidades sociales. Son menores a los que un juez impuso asistir al centro para participar en un itinerario educativo que evite la reincidencia.

“Con este juego buscamos potenciar la empatía y ayudarles a tolerar mejor sus frustraciones, fomentar el trabajo en equipo y la escucha activa”, explica Carlos Piñero, uno de los educadores. Adrián, de 17 años, acude a esta actividad una vez a la semana desde hace tres meses. Es la consecuencia que le impuso el juez por tratar de robar una moto en Meco. “No tenía como volver a casa y se me ocurrió eso. Estoy muy arrepentido. Fue una cosa de niños y ahora pago las consecuencias”. Pese a su corpulencia, Adrián es un chico que espera aprender de los errores. “Quiero hacer un grado de electrónica y lograr algo en la vida”, asegura. Un sueño que comparte con otros 43 menores que cumplen sentencia judicial o realizan una Reparación Extrajudicial en Las Naves, una antigua fábrica de canoas convertida en centro formativo por los Salesianos hace ya mas de 30 años.

El año pasado 352 menores formaron parte de REDES en los centros que Pinardi tiene en Madrid, Parla y Alcalá de Henares. Las medidas impuestas van desde libertad vigilada a prestaciones en beneficio de la comunidad o tareas socioeducativas. REDES es solo uno de los programas que desarrolla la Comunidad a través de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI), que en 2017 atendió a 2.661 adolescentes.

 

 

Una respuesta integral

Como nos comenta José Carlos Rodríguez, Coordinador del programa REDES, a los “menores que llegan a Pinardi, además de cumplir con la medida impuesta por el juez, se les ofrece una respuesta integral a nivel familiar, formativo, educativo, social y de empleo que les permite crear su propio itinerario personal, basado en un acompañamiento personalizado, que va a permitir evitar la reincidencia. Para ello Pinardi cuenta con numerosos programas y proyectos que permiten esa respuesta integral y que atienden a cerca de 8.000 personas con el apoyo de 200 profesionales y 52 voluntarios.

Familias en situación vulnerable

“Llegan al centro con la etiqueta de fracasados, pero aquí les decimos que no es así, que pueden ser lo que ellos quieran. Hay un espíritu muy cercano, casi familiar, y eso les ayuda a cambiar la dinámica”, certifica Antonio Esgueva, director de Pinardi – Las Naves. El perfil del infractor es el de un varón de 17 años y nacionalidad española. La mayoría procede de familias con dificultades en la educación de sus hijos, con problemas para establecer límites y pautas adecuadas, en resumen, con dinámicas familiares poco favorecedoras, alguna además pueden ser desestructuradas, en situación vulnerable y con poca formación, por eso con el apoyo profesional de una psicóloga, que permite completar la intervención socioeducativa, se trabaja también con todo el entorno del menor. “La intención es que el pasado no condicione al futuro y que estos chicos puedan tener una segunda oportunidad”, ha revelado la consejera de Justicia, Yolanda Ibarrola, que ha visitado el centro acompañada del alcalde de Alcalá, Javier Rodríguez Palacios Y Regina Otaola, Directora Gerente de la Agencia de Reeducación y Reinserción del Menor Infractor de la Comunidad de Madrid.

Pasar por Pinardi – Las Naves cambió la vida a María (nombre ficticio) que actualmente estudia un ciclo de Formación Profesional de Grado Medio. “Llegué con 15 y entonces era muy vulnerable. Está bien que alguien te guíe y eso es lo que han hecho aquí conmigo. Por fin sé lo que quiero y qué tengo que hacer para conseguirlo”. María no revela la infracción que cometió, dice haberla dejado atrás. Ahora sueña con estudiar programación en este mismo centro y convertirse en pinchadiscos, aunque lo más importante es que se ha convertido en una persona totalmente nueva. Así lo certifica su educadora, Gema Alcañiz, con una enorme sonrisa: “Ella ya sabía lo que tenía que cambiar. Aquí solo le hemos dado el empujoncito que le faltaba”.