Salir del trabajo siempre con una sonrisa

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David (Pinardi-Paseo) y los chicos de primaria escuchando atentos a un Paje.

Mi nombre es David Luengo y a continuación os cuento como ha sido el inicio del nuevo camino que se me ha abierto junto con Pinardi y los salesianos. Este camino no ha tenido el origen en el comienzo de curso, sino que el inicio de esta aventura se dio en el mes de junio con la realización del campamento urbano que se celebró en Pinardi-Paseo. Este comienzo fue algo suave, ya que si bien me había empapado un poco de todo lo que significa eso de ser salesiano y su filosofía, fue un momento corto, debido a que el horario era muy reducido, solo estaba allí para cuidar a los chicos y animarlos durante el período de vacaciones.

Después de esta primera experiencia continué con el inicio de un campamento interno en Tablada. Fue aquí donde me di cuenta de lo que es realmente esta filosofía de vida, este modo de ver la vida y a los jóvenes. En este período he de decir que disfruté mucho, no solo de los niños, sino de todo aquello que allí acontecía, el modo de cuidar el lugar donde estábamos alojados, los valores que se difundían en todo momento por parte de todos, así como aquellos momentos más espirituales como eran las “Buenas noches”.

Aquello fue algo nuevo para mí ya que nunca había experimentado, al igual que el momento “Vela”, ambos me hicieron ver lo bonito y lo emocionante que es este modo de vida. Me sentí en ese momento identificado, ya que si bien he trabajado con niños en otros campamentos, jamás había vivido y sobre todo sentido tanto como en este, fue una gran satisfacción a nivel personal.

Después de este momento, llegó el verano, con sus vacaciones, sus momentos de alegría, jolgorio y disfrute, pero siempre teniendo presente aquellos momentos vividos con esos chicos y esos monitores que me hicieron sentirme tan feliz.

Y de pronto un día y sin esperarlo recibí una llamada en la cual me informaban del interés de contar conmigo como educador en Pinardi-Paseo. Fue tanta la alegría y emoción que no tuve palabras, solo me salió una palabra, una expresión que me cambió. A partir de ahí empezó mi nueva aventura dentro del grupo Pinardi-Paseo, una aventura que a nivel personal supuso un reto en mi forma de trabajar con niños, dado que anteriormente había realizado labores de docente en centros privados, esto era nuevo y diferente.

Pasado un tiempo me di cuenta de que estos niños, mis niños a los cuales cuido, necesitan de mí, no tanto a nivel curricular o docente, sino a nivel personal y psicológico. Son niños especiales, cada uno de ellos en su medida pero todos tienen algo que los diferencia de los demás. Por ello he de decir que esta aventura me encanta, y cada día más porque es diferente, nuevo y motivador, y que todo ello hace que cada día salga de trabajar con una sonrisa, que cada día llegue al trabajo con ganas y alegría por ayudar y estar con mis niños, con una satisfacción personal al final de la semana que no tiene palabras para poder expresarse.

De ahí la felicidad actual y las ganas de seguir en este gran barco, un barco lleno de amor y felicidad que hace a cada integrante de él, fundamental en el devenir de toda la tripulación.