Trabajar en Pinardi me cuestiona.
Si se tiene oídos y corazón, residir en Parla obliga a preguntarse por la vivienda y la falta de recursos básicos como la luz, ¿por qué buena gente con la que convivo día a día lleva cerca de un mes sin luz? Al decir “buena gente”, hablo de esa que paga como puede sus cuentas y se fía de las instituciones con las que trata. Esa buena gente que se mantiene con lo justo, con ayudas públicas, pero, sobre todo, ajustándose el cinturón.
Si se tiene oídos y corazón, al trabajar en Pinardi te asalta un ¿por qué aumenta la violencia entre los jóvenes a golpe de redes, tecleos y fotos? ¿Por qué cobran nueva fuerza viejas agresiones machistas entre personas cada vez más jóvenes?
Si se tiene oídos y corazón, compartir vida con los jóvenes de Parla inspira cuestiones como, ¿qué hace que estos muchachos y muchachas con tanta energía y vida no encuentren ilusión o les falte voluntad para afrontar los estudios que les ofrece el mundo adulto?
Compartiendo estas preguntas con mi comunidad educativa, con otros equipos de Pinardi, con el del tejido social de mi ciudad, aparecen nuevas preguntas y algunas respuestas.
Aportamos nuestro grano de arena.
A veces te rompes por dentro y otras te agotas por fuera. Otras veces el itinerario acompañado de un joven que llega a sus objetivos, premia todas las horas invertidas con tantos. Todos los días compartes risas, llantos y bostezos; silencios, voces, miradas.
Siempre llegas a la noche con algo que agradecer, alguien por quien pedir y mucho con lo que soñar.
Si se tiene oídos y corazón, puede que canse o cueste o duela… Pero si la naturaleza de uno es hacerse preguntas y compartirlas, es un buen sitio donde vivir y trabajar.
Fiel a mí mismo me pregunto, ¿por qué escribo aquí estas preguntas? Seguramente es sólo porque respeto y espero las tuyas.
Miguel Ángel Olivares Ullán- SDB