María Muñoz – Pinardi-Sede
Mirando atrás, me doy cuenta del tiempo que ha pasado desde que empecé a compartir mi camino con los demás.
Realmente, comparándolo con la trayectoria de otros de mis compañeras, mi trayecto es muy corto, pero el tiempo ha pasado muy deprisa y las cosas han cambiado mucho.
Comencé mis prácticas un octubre de 2014 y, como muchos de las estudiantes del Máster de Intervención Psicosocial y Comunitaria de la Universidad Autónoma, si hay algo que nos caracteriza cuando llegamos es la motivación, las ganas de empaparnos de la realidad a la que nos vamos a enfrentar y poder probarnos a nosotros mismos.
Quizás al inicio de mis prácticas no supiera, a ciencia cierta, a todo lo que me iba a enfrentar, pero si una cosa tenía clara, era que no quería cerrarme a nada.
Quería aprender mucho y llenar mi mochila de un montón de experiencias que me enriquecieran a todos los niveles, y sin lugar a dudas esa parte se superó con creces.
Hoy ya trabajando en Pinardi, solo puedo estar agradecida de la oportunidad que se me brindó, sentirme afortunada porque no todo el mundo puede presumir de que trabaja en algo que le gusta. Dedicar tu vida a trabajar con las personas es un lujo, un privilegio que pocos tienen. Sean cuales sean nuestras múltiples funciones y tareas diarias, lo que está claro es que todo lo que hacemos es por y para las personas, las familias y sobre todo los jóvenes que llegan a nosotros.
A decir verdad, a día de hoy todavía en diversas ocasiones intento trasmitir a todo mi entorno, a toda la gente que me rodea, mi trabajo: lo que hago en mi día a día y aún no se expresar con palabras al 100% y con exactitud hasta qué punto mi trabajo, nuestro trabajo, cala en las personas, hasta qué punto nuestra responsabilidad es tan importante y hasta qué punto el respeto por lo que hacemos en Pinardi es lo que nos diferencia del resto.