Echo la vista atrás y aún recuerdo mi primer día, cómo y de qué manera me acogió el equipo de Pinardi-Estrecho y desde entonces todo lo que he crecido personal y profesionalmente gracias a que he tenido el mejor ejemplo para ello.
No siempre se tiene suerte de trabajar con gente comprensiva, que suma y apoya. También ha habido días duros y tensos, porque como sabéis todos los que trabajáis en este ámbito, es un trabajo difícil y a veces agotador. No hay un día igual que el anterior, hay que adaptarse, innovar y conectar para que la cosa funcione.
Mi trabajo diario me ha enseñado a amar la psicología, la educación y a desarrollar mi profesión: El Trabajo Social. Como dice una compañera y amiga, y también Spiderman: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, y nosotros tenemos un gran poder; el poder de sembrar y acompañar en la vida de los menores y familias que pasan por nuestros centros. Nosotros no tenemos superpoderes pero las personas para las que trabajamos sí tienen más de los que se imaginan, y a veces lo único que necesitan es que alguien les recuerde lo que valen y lo que han superado ellas por sí mismas.
Me vienen a la cabeza muchos nombres, pero sin duda me quedo con la sensación de orgullo al ver a muchos de los chavales con los que empecé cuando estaban en 1º ESO y ahora toman diferentes caminos formativos o de empleo con ambiciones y objetivos. Aún resuenan sus quejas, sus inconformidades, su rebeldía y hoy vienen al despacho a preguntarme qué tal está esa educadora y educador al que tanto dieron la lata.
Muchas veces sembramos y no vemos los frutos pero todo tiene su repercusión. Hay muchas manos, cabezas y hombros haciendo que Pinardi crezca y que nuestro trabajo se sostenga. Sigamos siendo ejemplo de alegría, gratitud, constancia y amor incondicional; intentando haciendo lo mejor con lo que tenemos.