Diario de Viaje: cuarto día en Italia.

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Desde Italia Lucía Romero, una de las educadoras que acompaña al grupo de alumnas en la formación de peluquería mediante la beca Leonardo Da Vinci, nos cuenta su experiencia en estos primeros días:

Ya es nuestro cuarto día en Fossano. Tercero de clases pero cuarto en cuanto a experiencia para las chicas. De hecho, se nota que la intensidad de las emociones va menguando poco a poco… El primer día fue todo un desfile de sonrisas y lágrimas: las despedidas en el aeropuerto con el cansancio de las apenas 4 horas de sueño; los nervios por su primera vez en avión; la tensión del despegue y el aterrizaje; las casi tres horas de autobus con la incertidumbre de qué les esperaba en ese pueblo del Piamonte… y finalmente, ¡las llamadas telefónicas a sus familias! (y novios por supuesto). Si embargo ayer ya todo eso parecía lejos con las novedades que les esperaban a lo largo del día.

El martes, llegamos sobre la una del medio día y nuestro contacto italiano nos esperaba para llevarnos a comer. Era nuestro primer contacto con la pasta italiana… ahora llevamos tres días, comiendo y cenando pasta y pasta y pasta…. ¡Creemos que al final de la estancia llegaremos soñando con verduras!! (bueno, eso lo digo yo). También debemos decir que no nos falta comida en ningún momento, todos los días nos ofrecen para que nos llevemos más y nuestra casa empieza a rebosar (sobre todo por el poco tiempo que pasamos en ella). Tras comer, nos enseñaron la furgoneta (el pulmino para ellos) y haciendo “tetrix” conseguimos meter todas las maletas. La valiente de Evelyn, la otra educadora de Pinardi que nos acompaña, se puso al volante y yo trate de memorizar el camino, pues imaginaba que sería la primera y la última vez que nos iban a llevar guiadas (y así fue). Llegamos, nos organizamos, nos acomodamos e, incluso, nos reunimos en nuestro salón para tomar algunas decisiones de convivencia, que finalmente fueron unánimes y sin necesidad de ninguna discusión al respecto.

Con la incertidumbre más calmada, llegó la ansiedad por la llamada telefónica. Así que nos montamos de nuevo en el pulmino y salimos en busca de una tarjeta para poder comunicarse con sus familias y novios. La buscamos, la compramos y nos pusimos a ello… pero de la sonrisa por la “suerte” de la llamada, pasaron nuevamente a las lágrimas de la “nostalgia” por su España querida: echaban de menos a sus “chicos” e incluso ¡a sus mamás! (esto seguro que les alegraría a muchas madres). La realidad es que estaban agotadas y necesitaban dormir. Así que a las 10 de la noche estábamos dándonos las buenas noches, preparándose para su “primer día de cole”.

El segundo día amaneció frío y con las sábanas pegadas: no había funcionado la calefacción de la casa y estaba nevando. Con gran esfuerzo se levantaron y se vistieron, y por supuesto… se peinaron y se pintaron para la ocasión. Y es que, lo merecía: no sólo era el primer dia de su estancia en CNOS-FAP sino que había 500 estudiantes esperándolas en el gimnasio para presentarse y saludar. Por supuesto llegamos tarde, no podía ser de otro modo con tanta preparación y siendo españolas. Pero lo hicieron muy bien, solo tuvieron que coger el microfono y decir “mi chiamo…”, ¡pero fue todo un esfuerzo! Tras esa entrada triunfal empezó la larga jornada de peluquería. Conocieron dos talleres, dos profesoras y dos grupos de alumnas, que por cierto están siendo muy amables y simpáticas con ellas. Nuestras chicas (las hay que más y las hay que menos) chapurrean el italiano o, directamente, hablan a gritos en español. Pero se hacen entender y parece que se divierten con la situación. Nosotras también tratamos de entendernos; de momento, hemos sobrevivido con nuestro nivel -1 de italiano.

Al final del día, las chicas cansadas, sueñan con su hora libre de internet. El silencio se apodera de ellas y de la sala, y sólo se oye el clic-clac de las teclas. Se asoman algunas lágrimas pero por momentos parece que no estuvieran a 1200 km de distancia de sus casas. De hecho, después de cenar y con el sol que ha salido, nos animamos a salir a dar un paseo por Fossano. Las chicas están contentísimas: ríen entre ellas, hacen fotos a todo y todo les llama la atención. A nosotras todo esto nos hace volver a los 17 y a aquellos primeros viajes en los que cualquier cosa nueva era maravillosa.

Con la vuelta a casa llega la organización de las duchas. Tenemos dos baños, así que no está siendo demasiado problema. Las chicas se coordinan muy bien y respetan sus turnos. De hecho, ayer hicieron incluso un planing ellas solas para ordenar quién se duchaba arriba, quién abajo, quién se lavaba la cabeza, quién no, quién por la mañana, quien por la noche… ¡Toda una clase magistral de gestión! Y así poco a poco fueron terminando el día. Con el “subidón” terminaron en su habitación contándose chistes y acostándose tarde, pero esta mañana lo han pagado cuando a las 6.45 ha sonado el despertador.

El jueves se ha desarrollado tranquilo, con algo más de sol… y con la rutina mucho más interiorizada. Las chicas ya saben cuándo son los descansos, se sitúan perfectamente en el centro y trabajan mucho… pero al final del día se nota el cansancio. Entran a las 8 de la mañana y su primer descanso es a las 11; siguen en el taller hasta la 13, tienen una hora para comer y descansar y, de nuevo, a las 14 entran al taller hasta las 16 que tienen otro pequeño descanso de 15 minutos, para terminar con una hora más hasta las 17. De esta, o odian definitivamente la peluquería, o se hacen unas maquinas de trabajar.

Hoy ya es viernes. Tendrán estética por la mañana y después de comer clases de italiano. Estaban algo más descolocadas con la idea de hacer masajes o ¡tocar pies! Pero una chica colombiana les ha traducido y las hemos dejado tranquilas viendo como sus compañeras italianas daban masajes.

El tiempo se ha vuelto a torcer… y amenazan con una gran tormenta esta tarde. Soñamos con que el hombre del tiempo se equivoque, pero pinta mal. Los planes del fin de semana están aun sin decidir por el tema de las lluvias. De momento una idea era ir a la costa y parece ser que no merece la pena si hace así. Lo intentaremos con Turín el domingo y aprovecharán el sábado para dormir y recuperar fuerzas… que aun nos espera otra semana.