Nos levantamos tarde, bueno, nos despertaron tarde, bueno, a las 11:15.
Salimos a Fossano donde nos hicimos las primeras sesiones fotográficas para la temporada Otoño-Invierno de 2018. Disfrutamos como niños y niñas columpiándonos en el parque de la ciudad mientras hacíamos tiempo para entrar a comer.
El restaurante nos sorprendió con sus calzones, filetes empanados, platos de pasta y postres típicos de la zona como la crema catalana y la macedonia con helado. Solo unos locos se atrevieron con el tiramisú.
Por la tarde, intentamos visitar el castillo pero desafortunadamente estaba cerrado, por lo que tuvimos que improvisar y hacer una sesión de fotos, incluso con alguna espontánea.
Camino de la furgoneta, encontramos una calle muy bonita y nos pusimos a hacer fotos saltando.
Por fin, volviendo a casa, nos sentimos como Fernando Alonso en cualquier carrera. El motor de la furgoneta se rompió entre dos carriles de una calle muy concurrida. Entre todos y todas, incluyendo dos buenas personas del pueblo, conseguimos aparcarla. Allí, rápidamente, vinieron a por nosotros con otra furgoneta con la que conseguimos llegar a casa sanos y salvos.
Esa noche, el gran cocinero chef Alejandro Murillo abrió el paquete de Nuggets y frio cuatro (en verdad unos cuantos más). El resto fue obra de Paula, para que el gran chef cenara con sus compis.
Esa noche tuvimos una reunión antes de nuestro primer día de clase. Aunque estábamos nerviosos, teníamos mucha ilusión por empezar. Así nos dormimos.