¡GRACIAS!

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Me llamo José Manuel, tengo 41 años y soy el Responsable del Área Socioeducativa en Pinardi-Cabria, en Puertollano.

Mi primer día en Pinardi fue como voluntario. Conocía a parte del equipo de la casa de Puertollano y me ofrecieron la oportunidad de asistir alguna tarde para ayudar a los adolescentes del proyecto en tareas socioeducativas. Recuerdo el miedo al pasar a clase y ver a chicos de entre 14 y 16 años que formaban un gran grupo de confianza, bromas y juegos. Yo ahí era el nuevo. Me quedé de pie, ofrecí mi ayuda para hacer los deberes, pero, claro está, preferían a la educadora de referencia.

El segundo día ya empecé a notar el trabajo que se realiza con estos adolescentes y poco a poco me fueron “aceptando” en el grupo. A los pocos días ya participaba de bromas, juegos y risas, pero también, me contaban sus problemas más personales, me pedían consejo y sentí que formaba parte del camino que significa la vida, sus vidas.

Con el tiempo, me fui involucrando más y más en el proyecto, pasando a ser educador y finalmente, coordinador del área de socioeducativo. Hoy, estoy feliz por el camino recorrido. Desde el punto de vista laboral, pero, sobre todo, por formar parte de esta gran familia.

Gran familia a dos niveles:

Uno, el de los chicos, chicas y familias, que forman este proyecto. Por el trato, por la sencillez, por la cercanía, por la risa y los juegos en el patio, por lo que aprendemos los unos de los otros…y sí, también por los dolores de cabeza que a veces nos dan (o damos), por los enfados y cabreos…

Pero me voy a las 20.00 h y ya estoy deseando volver a verlos al día siguiente (¡Lo que os he echado de menos esta cuarentena!).

La energía que te da el verlos por la calle y que te saluden, que se paren contigo y te hablen de cosas que no tienen que ver con el trabajo. Ahí te das cuenta que ya formamos parte el uno del otro.

Cobra verdadero valor nuestro trabajo cuando te dicen gracias, gracias por ayudarles a no perder el tren de esta sociedad tan … (y que cada uno ponga el adjetivo que crea conveniente), gracias por estar ahí, acompañando, guiando, caminando a su lado.

Otro, el de mis compañeros (amigos) de trabajo. Las de Madrid por un lado, que, volviendo a ser el nuevo, me acogieron desde el primer día como uno más. Me siento tan a gusto entre vosotras.

Y las de Puertollano por otro. Por vuestro apoyo, comprensión (que conmigo es complicado), paciencia (mucha), pero sobre todo por estar ahí en momento difíciles, por hacer todo más fácil, por reír y llorar juntos. No os cambio por nada del mundo.

En definitiva, gracias. Gracias y más gracias por todo. Hoy, soy lo que soy en parte por Pinardi, en parte por esta gran familia que formamos y que, en todos los sentidos, me ha ayudado a crecer como persona.

Cómo decía Don Bosco “La dulzura en el hablar, en el obrar y en el reprender, lo gana todo y a todos”, y esa dulzura, ese amor, se siente, y a mí, me ha ganado.