Haciendo caso a Don Bosco

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Desde que tengo 9 años formo parte de la familia salesiana. Mi nombre es muy común en Pinardi, casi, casi al nivel de las Cristinas, Sonias y Raqueles. Me llamo Marta y, desde que llegué a Pinardi-Sede, hace más de 2 años y medio, siempre ha ido acompañado de mi apellido -Raimundo-. Físicamente he estado en las oficinas de Atocha, pero virtualmente, he intentado conocer y estar presente en todas las Casas para poder transmitir el trabajo que se hace y comunicarlo en la web y las 4 redes sociales que tiene activas Pinardi: Facebook, Twitter, Instagram y LinkedIn.

Sé que suena como prehistórico, pero cuando estudié EGB en las Salesianas de El Plantío, el cole sólo era femenino. Cuando estudié la carrera de Periodismo no existía ni Internet y no teníamos móviles y cuando empecé a trabajar con Pinardi, desde mi anterior trabajo, nunca pensé que formaría parte del equipo de la gran familia de Sede. ¿Qué quiero decir con esto? Que la vida evoluciona, cambia, se transforma y, como bien decía Don Bosco, “tienes que perseguir tus sueños”. Sueños, alegría, cuidar al otro, familia, hogar, juegos, compartir, etc, son sinónimos de la obra salesiana. Colegios, centros juveniles, plataformas sociales de la mano con un mismo mensaje amparados por María Auxiliadora, porque “Ella lo hizo todo”.

El 31 de enero y 24 de mayo son fechas muy significativas para todos los salesianos. Particularmente añado muchas otras, como la del Encuentro de Educadores de 2019 en el Colegio de Salesianos Atocha, donde tuve la inmensa responsabilidad de hacer la foto de familia siendo 200 personas. ¡Y yo también estuve allí! Como lo he estado estos años, siendo testigo del enorme trabajo que se realiza en Pinardi con las familias, menores, adolescentes y jóvenes que ven nuestra entidad como “una estufa” en invierno y “un ventilador” en verano.

Me siento muy afortunada de haber conocido y escuchado historias reales, de superación, de ejemplo para otros jóvenes y sobre todo me siento afortunada de haber aprendido de todos ellos y de ellas. Gracias a las piedras que me he encontrado en el camino porque he crecido mucho personal y profesionalmente y me despido con mi mantra particular que he repetido hasta la saciedad y que algunos/as se ríen al escucharlo: “Lo que no se comunica, no existe”. ¡GRACIAS!

Marta Raimundo