LA ALEGRÍA DE SEGUIR APRENDIENDO

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Afirma Jordi Mateu Zorita, en una entrevista en el Periódico.com, que en el contexto de la escuela y la educación “existen tres necesidades básicas: sentirse protegido, sentirse vinculado y reconocido, y sentir que tienes suficiente autonomía para desplegar tu deseo interno, tu curiosidad”.

Él habla de “educación viva” en la medida en que se respeten estas tres necesidades. Se trata de “acompañar a los alumnos para que no pierdan la alegría de la vida”. Esto, que he leído recientemente, se suma a algo que escuché hace tiempo a un profesor sueco: un maestro es una persona que todavía no se ha cansado de seguir aprendiendo (en realidad se lo escuché a la persona que ejercía como traductora en aquella conferencia pero no tengo razones para dudar de la veracidad de su traducción).

Además, dice el psicólogo Vicenç Arnaiz que para aprender, para poder tener “tensión cognitiva”, es necesario tener “calma afectiva”. La alegría de vivir, el deseo de seguir aprendiendo, la tensión cognitiva y calma afectiva… Me doy cuenta de que, en mi experiencia como educador y profesor, después de 16 años en Las Naves, estas han sido y siguen siendo tres claves de búsqueda diaria. Y digo “de búsqueda” porque, honestamente, todavía no me resulta fácil estar en ellas día tras día, en cada instante, en cada momento. Supongo que se trata de faros, referencias, estrellas polares… guías en el camino.

La alegría de vivir, el deseo de seguir aprendiendo, la tensión cognitiva y la calma afectiva. Son palabras grandes para grandes proyectos. Me doy cuenta de que como equipo de trabajo vamos caminando hacia ellas, nos vamos acercando, con nuestras certezas y aciertos, y también con nuestras dudas y equivocaciones. A veces a pasitos cortos, a veces a grandes zancadas. Con tropezones, con acelerones, con nuestras frustraciones –que no son pocas, por cierto-, nuestros pequeños éxitos de cada día y –también- nuestros grandes éxitos de final de curso.

Estos éxitos en realidad no son los nuestros, sino que son los de todas esas personas que día tras día nos dan la oportunidad de acompañarles; a la vez, sin que prácticamente se den cuenta de ello, esas personas nos dan a nosotros la oportunidad de seguir aprendiendo, nos invitan a sentirnos vinculados y reconocidos, a desplegar nuestra curiosidad y a sentir cada mañana –entre legaña y legaña- la alegría de vivir.

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Pedro Valentín-Gamazo Valle – Profesor de Formación Profesional Básica y de Grado Medio en Las Naves