Pinardi en “EL PAÍS”: Trabajo para los olvidados

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Abdu, maliense de 23 años, y Anna Ewa, polaca de 19, se mueven con sigilo: son conscientes de la importancia de estar relajados para transmitir lo mismo. Ambos son empleados del centro de masajes Masvital y han escapado de la terrible estadística: en la Comunidad de Madrid, el 13,6% de la población vive bajo el umbral de la pobreza y más de un millón de personas —un 18%— se encuentra en situación de exclusión social.

Inserción laboralEwa llegó a Pinardi, una entidad social dedicada a ayudar a jóvenes en riesgo de exclusión, con 12 años. “En casa había problemas y mi madre me dijo que allí me ayudarían con los estudios”. Abdu aterrizó con 18 en Madrid completamente solo. “Un amigo me recomendó ir a Pinardi; allí me enseñaron español y más cosas”, relata. Ambos completaron unos cursos de educación básica y luego optaron por formarse en estética y peluquería. Después, tocaba integrarles en la sociedad con la herramienta más poderosa: un empleo. Por suerte, llegaron las prácticas en Masvital y luego el ansiado contrato de trabajo.

“Pinardi proporciona apoyo educativo, familiar y psicológico, pero la inserción laboral es el último paso”, explica Verónica Hansen, trabajadora social de la Federación. “Buscamos empresas que quieran colaborar y enseñar a estos jóvenes, que crean en ellos y les den la posibilidad de demostrar lo que valen”. “Nuestro mayor éxito es que desde el inicio del programa en 2009 tenemos en plantilla a siete chicos, y los clientes no notan que vienen de un programa social”, explica Cristina Lizarra, directora del establecimiento.

Fuente: EL PAÍS