Sigo aprendiendo

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Me han pedido que escriba unas palabras sobre mi recorrido en Lumbre. Mi primer contacto con el centro fue en septiembre de 2014, me esperaban en una reunión para explicarme cómo iban a ser mis prácticas de integración social, recuerdo perfectamente ese día, nervios muchos nervios, incertidumbre, curiosidad, miedos, pero sobretodo mucha energía y ganas de aprender. Me presentaron el proyecto de empleo y cuáles iban a ser mis funciones dentro de éste. Salí confusa de esa reunión, ¿empleo? ¿por qué empleo? Nunca me había imaginado en algo así, pero por algún motivo necesitaba saber más del proyecto.

Y llegó mi primer día, un día lleno de experiencias nuevas, donde me di cuenta que iba a aprender muchísimo de cada una de las personas que acuden a nuestro centro. Y así fue. Pasaron los meses y cada día aprendía algo nuevo, todos ellos tenían algo que enseñarme y aportarme, pero lo más importante es que me enamoré de este proyecto y de cada una de las personas que acuden a él y como no, de mis compañeros que hacen que todo esto sea posible día a día. Lumbre es una gran familia, y así lo siento yo y me han transmitido que lo sienten muchas personas que diariamente vienen a vernos. La búsqueda de empleo es solo una pequeña parte del trabajo que hacemos junto con ellos, pero con cada persona trabajamos de una manera diferente según sus necesidades y eso para mí y creo que para ellos también es fundamental, que se sientan importantes, escuchados, apoyados y con confianza para poder transmitirnos aquello que necesitan o sienten. Cada vez que una persona de las que acude al centro encuentra trabajo, empieza un curso de formación, viene a contarte lo bien que le van las cosas, ves que va avanzando, que aprende a manejar el ordenador, a cambiar su actitud frente a la búsqueda de empleo o que simplemente te transmite que está contento y feliz por venir a vernos y formar parte de esta familia, todo tu trabajo se ve recompensado, y no hay nada que iguale ese sentimiento de satisfacción y trabajo bien hecho.

En Junio de 2015 terminaron mis prácticas y fue un día muy triste, ya no iba a abrir cada mañana la puerta a esas personas, ya no iba a poder aprender de ellas, ya no iba a reírme y compartir día a día con mis compañeros que me habían acogido como una más, ya no iba a seguir formando parte de esta gran familia que para mí ya era mi segunda casa. Pero no fue así, tuve la grandísima suerte de que contaron conmigo para seguir trabajando aquí durante unos meses, y desde enero de 2016 vuelvo a formar parte de todo esto, y a pesar de no estar en prácticas, sigo aprendiendo día a día y creciendo personal y profesionalmente. Así que quiero dar las gracias al centro Lumbre y a Pinardi por darme la oportunidad que me dio y que me sigue dando de aportar mi pequeño granito de arena a esta gran montaña que están creando y que diariamente ayuda a tanta gente.

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