Del “nada por aquí” Carlos Hernández, junto con los participantes en el taller, consiguió traer a nuestro día a día la ilusión y el espectáculo.
La puesta en escena de lo aprendido en el taller con las cartas, las cuerdas, iluminó el acto final.
Tras el encuentro, los destinatarios volvían a sus plataformas guardando un as en la manga, el de saber cuál es el truco para ilusionar al que tenemos al lado cada día.